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domingo, 27 de noviembre de 2011

El mito de las renovables

Energías renovables.
Energías renovables. | Fuente imagen: renovablesverdes.com.
Dawn Stover escribió hace unos días un artículo en The Bulletin of the Atomic Scientists sumamente realista (algunos dirán también que desmoralizante) sobre los mitos que acucian a las así llamadas energías renovables; se trata de un extenso texto de muy recomendable lectura que os paso a resumir brevemente.
El autor sostiene que desgraciadamente muchos idealizan esta forma de generación energética poniendo el énfasis en que “la energía así generada se obtiene de cosas que no se agotarán” (este es literalmente el modo en que el Ministerio de Energía estadounidense la define en una web destinada a informar a los niños), en contraposición a las llamadas no renovables “que se obtienen de cosas que si se acabarán como el petróleo, carbón, gas natural o uranio”.
Esta simplista idea puede ser aceptable en la enseñanza primaria, pero un adulto que se plantee las ventajas de unas formas de generación frente a otras debe estar más formado para poder evaluar de forma crítica las verdaderas opciones de unas y otras.
Lógicamente a todos nos ecantaría que el ITER se mostrase viable en los próximos lustros, y acabar para siempre con una crisis energética que no ha hecho más que empezar (como vemos en el aumento global de energía que se produce cada año) pero lo cierto es que las formas de generación de energía renovable con las que ahora contamos: solar (fotovoltaica o térmica), eólica, maremotriz, geotérmica, biomasa o hidroeléctrica son cualquier cosa menos renovables.
Tal y como Stover se encarga de recalcarnos, la luz solar puede ser efectivamente renovable pero ni el silicio con el que fabricamos los paneles fotovoltaicos ni el agua necesaria para las turbinas en las térmicas (normalmente ubicadas en lugares muy secos) son inagotables. Lo mismo sucede con las geotérmicas (que dependen de la presencia de acuíferos para sus turbinas) o con el cemento y acero necesarios para fabricación de cada aerogenerador, por no hablar ya de las tierras raras imprescindibles en los componentes electrónicos, que son como su misma definición dice “raras” (en el sentido de escasas). Y ya hemos visto que cuando se apuesta por la biomasa el precio de los alimentos de primera necesidad parece subir de forma inaceptable. Los problemas asociados con las hidroelécticas son similares a las de las eólicas, la cantidad de acero y cemento necesario es impresionante, sobre todo teniendo en cuenta que se las diseña para que duren aproximadamente 50 años.
La intención del autor del artículo no es por supuesto la de erigirse en lo que yo denomino, perfecto agonías tecnológico, sino la de hacernos entender que, en ocasiones, las tésis defendidas por los ecologistas son demasiado simplistas y que no contamos aún con tecnologías que nos permitan generar energía de forma completamente limpia y reciclable.
Es una lástima, pero me temo que encontrar una solución al doble problema ecológico-energético no es tan sencillo como clausurar las nucleares, abolir las centrales térmicas que queman carbón o gas natural y volcarnos por completo en las alternativas con las que contamos ahora mismo. De ser así, todo el mundo debería afiliarse a Greenpeace.
Podéis leer el artículo completo en: The myth of renewable energy (vía Slashdot).

domingo, 6 de noviembre de 2011

Células de combustible nano-tecnológicas para proporcionar carbón limpio



Células de combustible nano-tecnológicas para proporcionar carbón limpio
Foto: iStockphoto/Thinkstock
Análisis por Emad Hanna
Viernes, 8 de julio de 2011.
La idea de la energía limpia puede evocar imágenes de campos repletos de molinos de viento o un paisaje urbano cubierto de paneles solares. Pero esa imagen idílica puede dar lugar a una mucho más realista, en que el combustible fósil – al menos a corto plazo – continuará desempeñando un papel importante en la producción de energía.
En este sentido, se han llevado a cabo numerosas investigaciones para aumentar la sufrible eficiencia energética y ambiental de las plantas de carbón. Una gran innovación en este sentido es la célula combustible de óxido sólido (SOFC). En lugar de simplemente quemar montones de carbón para calentar el agua o mover las turbinas, las células de combustible oxidan el carbón de forma más controlada, generando menos emisiones de una manera mucho más eficiente.
Los ánodos normalmente están construidos de un material que finalmente se convierte en viscoso con la acumulación de carbono, causando la degradación de éstos con el paso del tiempo.
La solución al problema fue propuesta por un equipo de científicos liderado por Meilin Liu, del Instituto de Tecnología da Georgia. El equipo ha encontrado la manera de incorporar nano-estructuras de óxido de bario al material, que evitan que el carbono se acumule y desactive al ánodo. Según el sitio Nanowerk, las estructuras oxidan “al carbono en cuanto éste se forma, manteniendo la superficie de los electrodos de níquel limpia incluso cuando los combustibles que contienen carbono son usados a bajas temperaturas”.
El equipo espera que la solución finalmente se integre en los sistemas ya existentes, ya que se basa en una tecnología anterior. Liu tiene depositadas grandes esperanzas en esta tecnología, afirmando a Nanowerk que "En última instancia, éste podría ser el modo más limpio, más eficiente y rentable de convertir el carbón en electricidad”.